... Del tamaño no más grande que la mano del pequeño niño, pintada muy bien a mano y vestida con un manto color verde con tres flores de color rosa en su espalda, en simples palabras una autentica Mamushka. En el centro tenia dibujado un hermoso paisaje con frondosos arboles y un fondo azul marino, su peinado a la mitad era de color anaranjado al igual que el rubor de sus mejillas, sus labios rosados y sus ojos saltones y grandes de color celeste.
La Mamushka en su interior contaba con cuatro Mamushkas más pequeñas que cabían perfectamente una dentro de la otra, una de ella, la segunda, estaba pintada igual que la primera solo que los ojos eran de un color negro. Las otras dos tenían solo flores en su centro de color rosaseas y la más pequeña un flor blanca. Así juntas complementaban una perfecta artesanía que había sido puesta a la venta hacía pocos días, pero nadie la notó.
La corriente de agua siguió su curso saliendo así del mercado por lo que ella continuó flotando con rumbo incierto, cruzando desde las primeras casas altas, que estaban a los alrededores del mercado, pasando por la pequeña escuela y llegando a las casas más aisladas del pueblo, donde el agua había hecho de las suyas comenzado a acrecentarse. La corriente de agua que iba cada vez con más velocidad, hacía que la Mamushka vaya dando vueltas, tumbos y chocara con pequeñas ramas que se encontraban por el camino, hasta desembocar en el curso del río haciendo que esta se quedara atascada con unas raíces, que sobresalían de un gran árbol al lado del camino.
Allí quedó atascada toda la noche, cuando la lluvia por fin seso, nadie había notado su ausencia salvo el pequeño niño que se encontraba ya en su casa pensando en ella. El agua al bajar un poco hizo que la Mamushka siguiera siendo arrastrada por la corriente hasta llegar a las orillas de un pueblo vecino, allí unos niños, que intentaban pescar sin tener éxito, la vieron y la atraparon.
Al observarla detenidamente se dieron cuenta que algo en su interior contenía por lo que decidieron abrirla pero al parecer esta estaba atascada, así que decidieron golpearla con una roca terminando asó por romperla pero sin encontrar nada en su interior y allí la abandonaron.
Unos días más tarde, cuando el agua ya había bajado en el pequeño pueblo, los comerciantes decidieron volver con sus mercancías de nuevo al mercado; el niño, que regresó al puesto que era de su familia, notó como, ya desde lo lejos, algo se encontraba sobre la mesa y a medida que se acercaba podía divisar la figura, esa que a él tanto le gustó, de la Mamushka que lo esperaba perfectamente armada con sus cuatro Mamushkas en el interior.
RM.
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