Muñecas marcadas
Un
trazado, luego otro y así sucesivamente hasta que se vuelven incontables, ese
es el punto de partida. Un camino de ida, donde el tiempo se detiene y la
realidad se separa, allí de pie, frente al espejo del lavabo, donde ni siquiera
sabes si eres tú mismo; con la respiración agitada, las lágrimas que no paran
de deslizarse por esas ya pálidas mejillas, empiezan a caer las primeras gotas.
Una,
dos, tres y la cuenta se detuvo a causa de que los recuerdos hicieron el mejor
trabajo de atormentarte; el ardor no se hizo presente cuando, a través del filo,
el dolor intentó ganar cómo si se tratara de cortar un simple trozo de papel.
Pero sí algo más profundo llegó, y es ese sentimiento que logra taparlo todo y
del cual deberíamos temer, esa sensación que se esconde en lo más profundo,
agazapada y que espera el momento de poder devorarte y pisarte; no es bueno
pensar en ella sí uno no está preparado para enfrentarla ya que esa será tu
perdición.
Los
días pasan como si de una carrera se tratara, sin embargo las agujas del reloj
parecen haberse congelado, las simples palabras de: “estarás bien” que intentaste
creer, cambian a susurros de: “eres diferente, ya no te conozco” y el miedo a ti
mismo ya te dominó, a causa de que estas viviendo porque no puedes morir. No
saben de lo que se trata y que tu vida ya se puso en jake mate contadas veces,
esas veces donde te comparaste con otros y te hundiste por la vergüenza.
El
estirar tus mangas ya será en vano cuando caigas en la realidad que tus
delicadas muñecas ya fueron marcadas de por vida, por donde alguna vez la
sangre se deslizó, hoy llevarás una cicatriz que no podrás borrar. Dicen que las personas
que han sido dañadas son las más peligrosas, porque ellas ya saben cómo
sobrevivir al saber que están solos en esta lucha con su peor enemigo, la
mente.
Aquella
que viene a jugar de vez en cuando tiene un nombre, los especialistas la denominan
depresión, pero ella se convirtió en algo más, hoy es esa sombra que me seguirá
a todos lados aunque yo no me mueva del lugar. Por eso, sí hay alguien más
dentro de mí, solo espero que sea una mejor persona.
RM.
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